Premian a un proyecto que lleva luz solar a comunidades vulnerables

El capítulo local del proyecto Litro de Luz, cuyo sistema fue desarrollado por el MIT, fue el ganador de la categoría Ciudades Sostenibles de los Premios Latinoamérica Verde. 78 iniciativas argentinas quedaron en el ranking 500.

Tienen perfiles totalmente distintos, sin embargo, los une el interés por lo social. Así, Lucas Herrero (38), un ingeniero que viene del mundo corporativo a la vez que tiene su propia empresa; Gisela Domancich (28), enfermera comunitaria y guarda vidas; y Francisco Furey y Manuel Quiroga (23), dos cordobeses técnicos en energías renovables se conocieron en 2015 porque cada uno trabajaba en una ONG. Cuatro años más tarde con la aprobación internacional para constituir Litro de Luz Argentina, los cuatro participantes de este proyecto volvieron de la entrega de los Premios Latinoamérica Verde, en Ecuador, con un galardón para el país en la categoría de Ciudades Sostenibles.

Así, el evento que destaca a agentes de cambio de toda América Latina, galardonó el proyecto argentino que tiene como objetivo proporcionar luz solar exequible y sostenible en lugares de difícil acceso, beneficiando a comunidades vulnerables que no cuentan con energía eléctrica. Además, se elimina el uso del caldero que debilita la salud y contamina el medio ambiente.

Mediante el uso de botellas plásticas recicladas y materiales locales para iluminar sus hogares, negocios y calles, promueven la reutilización y generan conciencia ambiental e iluminación. El proyecto también ayuda a disminuir el volumen de los residuos sólidos y las enfermedades respiratorias. El sistema fue desarrollado por un alumno del MIT, Illac Díaz, basándose en tecnología simple y fácilmente replicable, quien fue el que aprobó el uso del nombre para el proyecto argentino.

“Somos chatarreros fashions”, se ríe Herrero en una charla con El Cronista. Es que el ingeniero asegura que aprovechan cualquier material en desuso para llevar luz a estas comunidades. Para armar una luminaria necesitan un panel solar ($2000), una batería de moto ($800), una luminaria de 12 voltios ($250) y material reciclado para armar, por ejemplo, el poste.

Sin embargo, el emprendedor social asegura que le problema de la luz es solo la entrada a cada comunidad. “Una vez instalada la luz solar nos permite ver todos los demás problemas”, asegura y comenta que una vez que están en el lugar no resuelven solo el tema de la luz sino infinidades de otros inconvenientes relacionados con temas diversos como la salud. “Jugando con el tema de la luz les damos jabones antibacteriales con un juguete dentro. Para llegar a él tienen que lavarse mucho las manos”, cuenta.

Fuente: El Cronista

Para más información, escribinos a info@regionalpymezonasur.org.ar

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