La importancia para las familias de trabajadores de inculcar a sus hijos los beneficios de emprender en forma independiente, si poseen la curiosidad necesaria para embarcarse:
No hay dudas de que en la actualidad la búsqueda por la innovación desvela a empresarios de todo el mundo: libros, conferencias, podcasts y seminarios proponen herramientas para ser innovadores en cualquier industria y de manera sencilla. Sin embargo, tras una década de este discurso y del elogio desmedido de la cultura de la startup, los prometidos resultados de esta revolución aún no han llegado: ¿será que se creó un mito moderno? ¿Quiénes son los verdaderos ganadores en un escenario en el que se flexibilizan las condiciones de trabajo, se relajan los compromisos de los empresarios y los trabajadores parecen tener menos derechos?
Por encima de los espejos de colores y el humo, el profesor de City University of New York Paul Bailo pasó por Buenos Aires para dictar el seminario en UADE “Entrepreneurship, Technology & Innovation”. Este especialista en innovación, datos y emprendedurismo estadounidense dialogó con El Cronista acerca de los mitos y verdades detrás de algunas de las frases hechas en el mundo de las startups.
¿No siente que, en ocasiones, “innovación” es un significante vacío? Se la usado tantas veces para tantas cosas tan distintas que cuesta entender a qué puede referir de un modo concreto.
Hay que distinguir entre la verdadera innovación y el innovar. Una verdadera innovación se da cuando aparece algo que no existió antes, mientras que innovar es darle una vuelta impensada a algo que ya tenías.
El ejemplo más conocido de una verdadera innovación fue el iPhone: nunca antes nadie había imaginado algo así ni lo había visto. Una birome, por ejemplo, que es un invento argentino, es una evolución de un trozo de carbón, de una tiza y de un lápiz, su creación incluyó un proceso de innovar pero partiendo de cosas que ya conocíamos y que ya funcionaban lo más bien.
Otro de los lugares comunes en la literatura emprendedora es que hay que llevar “la cultura de la startup” a las grandes empresas pero ¿cree que es eso posible? ¿No estamos acaso hablando de dos paradigmas totalmente distintos y que difícilmente sean compatibles?
No hay dudas de que es muy difícil que una compañía tradicional innove verdaderamente, ya que la cultura empresarial está orientada a resultados y al éxito, cuando la innovación es, por definición, la continua fabricación de fracasos, de los que se va aprendiendo hasta eventualmente conseguir algo interesante. Entonces cuando no fomentás un ecosistema en donde puedan ser recompensadas la curiosidad, la búsqueda o la exploración… ¿cómo puede esperar alguien que se innove? ¡Es muy dificil! Por eso vemos grandes empresas que invierten millones y millones de dólares en innovación pero no se les conoce ningún resultado concreto o relevante: no se trata de un tema de inversión de dinero sino mucho más profundo, es una discusión cultural. El dilema que se les presenta es cómo ser lo suficientemente flexibles como para seguir apoyando a un equipo que trae fracaso tras fracaso pero que siempre aprende de él y que eventualmente está en un camino que lo llevará al éxito.
Sigamos hablando de mitos de la innovación: mucho se habla de cómo el trabajo del futuro implica una versatilidad y liquidez que, en la vida real, parece beneficiar sólo a los empleadores. En un país como la Argentina, en donde los sindicatos son fuertes y los trabajadores tienen muchos derechos adquiridos, ¿qué sería lo atractivo de un modelo como Uber o las apps de delivery?
Todas las grandes empresas que hoy conocés empezaron como una startup así que podemos inferir que las próximas grandes compañías saldrán de las actuales startups, sea cuales sean. Así que los sindicatos, en vez de preocuparse por enfrentar a los nuevos emprendedores, deberían poner su esfuerzo en entenderlos, en acompañarlos, porque en el futuro serán los grandes empleadores y sus aliados.
¿No es una visión un poco ingenua?
Vamos a pensarlo así: nadie puede aferrarse a lo nuevo porque, justamente, la novedad vive cambiando y mutando. Deben hacer lo que yo llamo “saltar la curva”, aceptar que las innovaciones no se detendrán y que debo estar preparado para abrazar lo que venga en el futuro. Creo que sólo existen dos constantes en el universo: el cambio permanente y la búsqueda del amor. No sé si los sindicatos y las empresas están buscando el amor pero sí que se van a enfrentar con muchos cambios y deben enfrentarlos unidos. Así que la mejor estrategia es estar listos para que no los agarre por sorpresa.
Es su tercera visita a nuestro país en poco más de un año y cada vez que vino encontró una coyuntura económica incluso más difícil que cuando se fue, ¿cree que es un clima propicio para la innovación o es otro mito?
¡Claro que sí! El mejor ejemplo es los Estados Unidos, la Gran Depresión fue el momento del nacimiento de algunas de sus mejores compañías. Es duro pero la historia nos muestra que en los peores momentos de la historia, cuando no hay trabajo y los sectores tradicionales caen es cuando aparecen las mejores ideas y se fundan muchas más empresas. Seguro que en estos tiempos están apareciendo compañías argentinas que jugarán un gran papel en el futuro.
¿Y de qué manera concreta usted cree que el país podría beneficiarse de la crisis actual?
En las crisis no les va bien a los grandes buques, son mejores los emprendimientos de diez, quince personas, ya sea un restaurante, un local de lavado de ropa, estaciones de servicios o un microemprendimiento. Hay que salir a crear ganancias y valor, un camino que es mejor hacer bien liviano.
Fuente: Infotechnology
Para más información escribinos a info@regionalpymezonasur.org.ar
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